La diabetes produce complicaciones oftalmológicas, debido a que la hiperglicemia genera daños irreversibles y acumulativos en el tiempo. Ésta altera la estructura y función de los vasos sanguíneos y de otros elementos básicos para el adecuado funcionamiento de la vista. Una de las más comunes es el Glaucoma.
Los invitamos a saber más en la siguiente nota:
GLAUCOMA PRIMARIO Y NEOVASCULAR: PELIGROSAS CONSECUENCIAS DE LA DIABETES
Las personas con diabetes pueden sufrir complicaciones oftalmológicas, debido a que la hiperglicemia genera daños irreversibles y acumulativos en el tiempo. Ésta altera la estructura y función de los vasos sanguíneos y de otros elementos básicos para el adecuado funcionamiento de la vista.
Las principales complicaciones oftalmológicas de la diabetes son la retinopatía diabética, las cataratas y el glaucoma. Esta última es una enfermedad que produce una lenta y progresiva pérdida de la visión que está relacionada con el daño del nervio óptico y asociada al aumento de la presión intraocular.
Para explicarla, primero hay que aclarar que el fenómeno de la visión no depende exclusivamente de los ojos, aunque ellos son los primeros en un circuito que involucra también al nervio óptico y al cerebro. Cuando estos tres elementos funcionan correctamente, podemos disfrutar de la capacidad de ver bien. Cada ojo captura una imagen y la envía al cerebro, específicamente a la zona conocida como córtex visual. Es allí donde ambas imágenes se funden en una sola, haciendo que podamos ver.
El nervio óptico es la estructura responsable de llevar esa información a partir de cada ojo hasta el córtex visual, pudiendo compararse al cable que une la pantalla de un computador con su disco duro. En el caso del PC, el cable puede ser reemplazado, pero en el caso del sistema óptico, cuando el nervio se daña, como lo hace el glaucoma, no puede ser sustituido.
Existen diferentes tipos, pero en el caso específico de las personas con diabetes, las formas más comunes de glaucoma son:
- Glaucoma Primario de Ángulo Abierto:
Es la forma más común de glaucoma a nivel mundial. En ella, el deterioro del nervio óptico y la pérdida de la visión tienden a ser lentos y están íntimamente relacionados con el aumento de la presión intraocular. Quien padece este tipo de glaucoma puede tardar varios años hasta quedar ciego totalmente. Lamentablemente NO tiene síntomas, lo que realza aún más la importancia de los controles oftalmológicos anuales. En ellos se medirá la presión intraocular y se evaluará el estado del nervio óptico. El especialista podrá pedir además un examen para determinar si existe pérdida de campo visual. Si en el examen de la presión intraocular aparecen niveles elevados, el oftalmólogo prescribirá gotas que harán posible controlar dichos niveles, evitando así los daños en el nervio óptico y la consecuente pérdida de la visión.
Varios estudios han revelado que las personas con diabetes tienen el doble de probabilidades de desarrollar esta forma de glaucoma. Aunque la razón de esta relación no está clara, si lo está la necesidad de los controles anuales para su detección precoz.
- Glaucoma Neovascular:
Es un tipo muy agresivo de glaucoma secundario, también muy común en los pacientes diabéticos, siendo aquellos con retinopatía diabética los más propensos a padecerlo.
Es el que tiene el peor pronóstico, ya que lleva a la ceguera en un alto porcentaje de los casos y se produce como consecuencia de una falta de oxígeno (isquemia) crónica y mantenida de la retina, que estimula la formación de nuevos vasos sanguíneos para oxigenarla mejor, fenómeno al que se llama neovascularización. Estos nuevos vasos crecen por la pared del iris hasta llegar a obstruir el trabéculo, un lugar de la cámara anterior del ojo por donde se drena el humor acuoso, obstruyéndolo y elevando la presión del ojo.
Puede ser producido por patologías que afectan a los vasos sanguíneos de los ojos, como la retinopatía diabética, oclusión de la vena central de la retina o la enfermedad oclusiva de la carótida, entre otras enfermedades que causan isquemia retinal y la consecuente liberación de factores de crecimiento del endotelio vascular. Otra de las causas que produce este tipo de glaucoma es la diabetes mellitus la cual, en su evolución, termina dañando los vasos de la retina dejándola con una deficiencia de oxígeno mantenida (isquemia).
La fase inicial del glaucoma neovascular está caracterizada por presión intraocular elevada, proliferación de tejidos fibrovasculares sobre el ángulo y neovascularización del iris. La fase avanzada presenta presión intraocular muy elevada (≥ 60 mmHg), campo visual reducido, neovascularización de la retina y/o hemorragias.
En su fase más grave genera mucho dolor, disminución de la visión, edema de córnea, distorsión de la forma de la pupila, enrojecimiento y congestión del sector anterior del ojo.
Tratamiento
La idea es controlar tres aspectos de la enfermedad: la hipertensión ocular, la falta de oxígeno de la retina (isquemia) y el dolor. El procedimiento más empleado es la fotocoagulación panretiniana mediante la aplicación de láser, que si se realiza precozmente, tiene un alto grado de éxito para inducir la regresión de los nuevos vasos y prevenir la consiguiente progresión a glaucoma.
En el caso de personas con diabetes, su tratamiento involucra colirios, fotocoagulación panretiniana y puede llegar hasta la cirugía para lograr bajar la presión de ojo.
Actualmente se ha agregado el uso de inyecciones intraoculares con fármacos que inhiben la formación de neovasos (antiangiogénicos), las cuales han ayudado a optimizar su tratamiento.
De todas maneras, hay que insistir en que la prevención y el diagnóstico precoz son fundamentales, tanto como el tratamiento de la hipertensión ocular y de sus causas.
